viernes, 30 de octubre de 2009

Nueva web de "los del monte"


Después de diez años de actividad se despide todo un clásico de la red en el ámbito del maquis y la guerrilla antifranquista. Tras el cierre de la plataforma geocities, con más de novecientos mil accesos acumulados durante su larga andadura, desaparece la página creada por "Alfredo Cloux" “Juanín, los del monte”. En su lugar nace un nuevo proyecto que podréis encontrar alojado en: http://maquiscantabria.blogspot.com/

Como novedad, además de poder participar en su conocido foro de melodysoft, al tener la nueva página estructura de blog, podéis añadir comentarios en cualquiera de las entradas que en ella aparecen.

"Los del monte", resistentes antifranquistas, maquis, guerrilleros, emboscados, huidos, fugaos, escondidos… continuarán teniendo el espacio divulgativo y de opinión que merecen. La red constituye en la actualidad una herramienta de extraordinaria importancia para abordar el estudio de la guerrilla antifranquista en España.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Aparición de la película "El Corazón de bosque" en formato Dvd.



Por fin en DVD la emblemática película de Manolo Gutiérrez Aragón.

En septiembre de 1942 “El Andarín” y su grupo luchan contra la dictadura franquista en las montañas asturianas. Para la romería, como todos los años, baja al pueblo a bailar con las mujeres. Diez años después, el grupo de maquis ha sido destruido por las fuerzas del orden; sólo “El Andarín” sobrevive, pero señalado por el destino como perdedor. Refugiado en lo más intrincado del bosque se ha convertido en una fiera acosada y enferma. La dirección del Partido ha resuelto abandonar la lucha armada y Juan es el encargado de comunicar a “El Andarín” esta decisión, de convencerle de que deje el monte. Juan emprende la búsqueda del escurridizo guerrillero, pero en el casi impenetrable bosque en el que se sumerge le acechan varias sorpresas, entre las que no es la menor saber que su hermana Amparo, a punto de casarse con Suso, mantiene relaciones con el viejo “Andarín”. A su vez, Juan es también perseguido por la Guardia Civil; por seguridad debería huir fuera de su tierra, pero antes debe cumplir su misión y encontrarse frente a frente con el maqui.

Manuel Gutiérrez Aragón realizó El corazón del bosque tras Camada negra (1976) y Sonámbulos (1977), dos películas donde, a partir de historias alegóricas estructuradas en forma de fábula, se reflexionaba certeramente sobre el devenir y el sentido de la lucha política durante esos años en nuestro país, estableciendo sobre el particular comentarios críticos a propósito de la Transición política española sumamente atractivos y originales. En El corazón del bosque esta fórmula alcanza su más lograda expresión.

Una de las constantes de este director es la utilización del cine como testimonio histórico. En este sentido El corazón del bosque usa el maquis como telón de fondo, como elemento omnipresente e instrumento de narración, extrayendo su raigambre popular y aumentando el carácter de mito histórico que representa. La narración se estructura en dos periodos de tiempo diferentes: el primero, con una duración de escasos minutos, es en 1942. En sobreimpresión se lee: “Hace cuatro años que terminó la guerra civil española. El Andarín y su grupo de escondidos mantienen una resistencia esperanzada en las montañas del norte”. El segundo, en el que transcurre la acción, es en 1952. “El grupo de El Andarín aún sobrevive en las montañas. La organización a la que pertenece El Andarín ha decidido poner fin a la resistencia armada. Se envían sin resultado un enlace tras otro”. La historia se sitúa en la España rural de los años cincuenta, justo en el momento en que el protagonismo de la lucha antifranquista se trasladaba del campo a la ciudad. Fue de 1945 a 1948 cuando las últimas partidas de maquis se diluyeron. Sólo siguieron algunos muy aislados. En 1948 se fortaleció el régimen de Franco y los partidos políticos disolvieron sus organizaciones armadas (los maquis), y si bien la mayoría huyó al extranjero, quedaron algunos irreductibles descolgados, que no pasaron a Francia y se convirtieron en una especie de “mendigos de las montañas”, que vivían de la limosna de los familiares. Estos últimos maquis tenían el centro de operaciones en torno a su pueblo, allí se movían siendo su núcleo vital la familia.

El corazón del bosque podría considerarse un film sobre la Guerra Civil y sus secuelas, temática que tuvo cierta presencia en el cine español de finales de los años setenta. Sin embargo, las circunstancias históricas son tan sólo el marco en el que se moverá una historia particular que se abre a múltiples lecturas. En efecto, la visión que refleja Gutiérrez Aragón del maquis, a través de esta historia particular, es compleja y no resiste al encajonamiento en un único punto de vista. Pienso que el film, fundamentalmente, realiza dos lecturas sobre el fenómeno histórico del maquis. Por un lado, la crítica a la decisión del PCE (por sugerencia de Stalin), en 1948, de cambiar de táctica en la lucha antifranquista, desmantelando la guerrilla y sustituyéndola por la infiltración o el entrismo en organizaciones franquistas; es decir, el objetivo era convertir a los guerrilleros en agentes de propaganda política, pero, al no llevar la desarticulación de la guerrilla, un plan de evasión aparejado, dejó a los guerrilleros abandonados a su suerte. Y, por otro lado, se presenta la degeneración del guerrillero, que defiende una lucha ya sin sentido y caduca, y su inevitable muerte/asesinato como un sino de los nuevos tiempos y de la superación del pasado. En este sentido, El corazón del bosque podría entenderse desde el punto de vista del héroe que vive más allá de su tiempo. Porque, ¿qué pasa si un guerrillero, con toda su carga mítica que conlleva, sobrevive?. Hegel decía que el héroe estaba destinado a morir y, el que sobrevivía, era un esclavo. Como tal puede entenderse el personaje de “El Andarín”. Esta segunda visión parece más explícita, reflejada en la trayectoria de cada uno de los personajes en su relación con el maqui, pero la crítica a la decisión del PCE aparece de un modo implícito, más profundo, como una causa por la que la lucha de “El Andarín” ha perdido su sentido. No olvidemos que Gutiérrez Aragón había salido del PCE, probablemente decepcionado, en 1975, tres años antes de la realización de esta película.

En 1942, “El Andarín” mantiene con su grupo una resistencia esperanzada. En 1952, es un elemento residual surgido de una guerra perdida, es un exiliado interior, un derrotado o un bandolero. Sin embargo, él no ha perdido la fe en la lucha y, puesto que su resistencia está condenada al fracaso, alcanzará una dimensión heroica. En este sentido, el guerrillero antifranquista que prolongará su lucha incluso por encima del mandato de sus superiores adquiere un carácter de mito. “El Andarín” reúne las características de hombre real y de leyenda viva. Es inasequible, solitario, autosuficiente, valeroso, heroico y siempre inalcanzable. Un ingrediente sin el cual personaje y trama no alcanzarían toda su densidad es la relación del guerrillero con el pueblo. Este vínculo fue un aspecto esencial para la pervivencia del maquis y dio pie a una particular mitología: la leyenda del maquis, un personaje que entronca con la tradición de esos seres misteriosos que en los cuentos populares fascinaban al mismo tiempo. De este maridaje la película sabrá extraer sus mejores resultados, uniendo a la lectura política que la historia contiene, otra de índole antropológica (que retomaremos más abajo). Así lo reconocía el director al afirmar: “ ... como en toda leyenda de clan... lo que también pretendemos mostrar es el enlace entre hechos recientes de la rebeldía concreta frente al fascismo y la mitología popular más rabiosamente fantástica: el maquis es un luchador político que por las noches se convierte en una leyenda”. (6) Los dos periodos que establece la película, el prólogo situado en 1942 y el presente que transcurre en 1952, marcan el cambio de consideración del pueblo respecto a “El Andarín”, del héroe al mito que ya pertenece al pasado. Así, dejará de ser el dirigente guerrillero, seductor que baila con las mujeres del pueblo en el primer momento de la historia, para convertirse en un monstruo solitario (tiene una enfermedad(7) en la piel que le desfigura progresivamente la cara) que se esconde para no ser visto por nadie en la etapa final. Cuando su lucha pierde vigencia, el clan lo deslegitima o le traiciona. Esta relación entre el mito político -el maquis- y la realidad de la España rural durante el franquismo es un elemento clave de la película. Amparo y Suso son los personajes que representan la vinculación del guerrillero con el pueblo. Amparo es su último apoyo (El Andarín solamente abandona el bosque para acercarse a ella) y la que vive más intensamente esa seducción/rechazo que ejerce. En el prólogo de la película, en 1942, ella es una niña que mira embobada como el valeroso guerrillero baila con las mujeres en la romería. En 1952, tras haber sido su amante, tiembla de miedo y de asco ante la presencia de “El Andarín”, en la secuencia del maizal. Gutiérrez Aragón suele dar especial importancia a los personajes femeninos. En El corazón del bosque, Amparo es un personaje fascinante que sirve de enlace entre todos los personajes masculinos de la película. Suso, el novio/marido de Amparo es el perfecto exponente del cambio de actitud del pueblo. Pasa de colaborador (incluso consciente de los amores de Amparo con el maqui) a colaboracionista. Y más aún, de ayudar a Juan a entregarlo a la Guardia Civil (traicionando al traidor).

Juan es un enviado del Partido incapaz de comprender la lógica del maquis, de ahí que no haya posibilidad de diálogo entre ambos y su encuentro se plantee como una cacería. No es casual que la película se estructure como un cuento popular: Juan es el agente que intenta desentrañar el misterioso personaje que habita en la espesura. En consecuencia, la narración opta por acompañarle en todo momento, por utilizar su punto de vista para contar las peripecias que se suceden en el bosque. Sin embargo, como en “El corazón de las tinieblas” de Conrad, progresivamente, Juan se siente atraído e incluso identificado con “El Andarín”(8). Para Juan, El Andarín también se convierte en un mito inalcanzable, de forma que, en su mente, su descripción es más próxima a la del fantasma ideado por las mentes populares que un objeto humano a capturar. En el desenlace, Juan se transforma en el testigo/verdugo de la derrota histórica de movimiento guerrillero (representado por “El Andarín”). En uno de los pocos diálogos que mantiene, el maqui exclama “traidores”, a lo que Juan responde “¿Hay alguien que no sea traidor?” . La respuesta es “Nadie” y con ella parece confirmarse la autenticidad de su lucha y lo premeditado de su asesinato. No obstante, el asesinato de “El Andarín” también puede entenderse como sino de los nuevos tiempos, como necesario para dejar atrás una etapa histórica (el héroe ha sobrevivido a su época y, como opinaba Hegel, ahora se convertirá en esclavo; además la población le da la espalda. Para salvar al mito sólo se le ha de matar). De ahí la apostilla final, colocada en un tiempo ulterior al relato, tras la aparente misión cumplida: la que instaura en ese espacio un nuevo orden cotidiano algunos años después. Juan abandona la lucha política y vuelve al pueblo para ser uno más entre sus habitantes.

El bosque es otro de los personajes protagonistas de la película. Manuel Gutiérrez Aragón lo define, en contra de las actuales visiones ecológicas que lo consideran un sitio benéfico, como “un lugar horroroso que se acerca más a la visión que dan de él los cuentos infantiles, donde es la morada de las brujas, los ogros y, en definitiva, de la muerte. A los últimos maquis los derrotó el bosque más que la Guardia Civil. Estaban tuberculosos por la cantidad de humedad y lluvia que les caía encima y tenían enfermedades en la piel por no poder mudarse de ropa”. (9) Es un espacio que se presenta inabarcable, intangible, sin que podamos conocer sus límites, sus contornos. La búsqueda de “El Andarín” por parte de Juan está envuelta de una atmósfera especial donde la noción espacio-tiempo se desdibuja progresivamente. A ello contribuyen la destacada presencia de los sonidos del bosque (apenas hay pasajes musicales) y las luces y tonalidades con que es retratado. Una fotografía que recorre todas las gamas del verde envueltas en una luz plomiza, gris, apoyada en la lluvia y la bruma. Todo ello procura un aire misterioso, fantástico, que resulta creíble como escenario propio de los relatos populares. La canción acertijo que la niña le canta a Juan como clave para atravesar el bosque y los distintos elementos que en él se significan (como el árbol con el que se comunica “El Andarín”, los animales, la lluvia...), abundan en esta idea. El bosque es también el escenario en que se despliegan, sometiéndolos a sus leyes, los conflictos de los protagonistas. Como en los westerns, este espacio se interioriza y se convierte no en el marco, sino en la traducción del estado de ánimo de los personajes. De hecho, el diseño del cartel anunciador de la película es un bosque que envuelve el triángulo formado por “El Andarín”, Amparo y Juan.

La película está basada en hechos reales y se rodó en los mismos lugares donde éstos tuvieron lugar. Recordemos que se inicia diciendo: “Esta historia está basada en diversos sucesos y personas que existieron en los mismos montes y bosques en que la película ha sido filmada”. A partir de estas referencias y de sus propios recuerdos de la infancia, el director y Luis Megino(10) escribieron el guión. En la investigación de los hechos que ambos hicieron, se dieron cuenta de que los acontecimientos que se producían en un valle eran similares o iguales a los que se producían en otros, como si fuesen arquetipos antropológicos. Por ejemplo, los amores de un maqui con la hermana de un compañero o el apoyo del guerrillero en su cuñado que finalmente le traiciona, son aspectos que se repiten sistemáticamente. En este sentido, la película es más antropológica que política, aunque, como en toda leyenda de clan, con abundantes elementos fantásticos. En una comunidad agrícola y ganadera, el tener de pronto un “santo” , un guerrillero o un loco altera a una población que se basa, sobre todo, en gestos repetidos. Desde este punto de vista, el maqui tiene más que ver con un cuento fantástico que con la política. Como he comentado arriba, al analizar el personaje de “El Andarín”, la película pretende mostrar la relación entre hechos recientes de rebeldía concreta y la mitología popular fantástica: el maqui es un luchador político que por las noches se convierte en leyenda. Gutiérrez Aragón remite a su infancia, al recuerdo de Juanín(11) presente en todos los niños de Torrelavega de los años cincuenta, cuando veían una manzana de casas rodeada por la policía porque se rumoreaba que el guerrillero estaba escondido allí. Para todos ellos, aquel guerrillero se convirtió en leyenda.

El título de la película, remite al de la novela de Joseph Conrad “El corazón de las tinieblas”, obra que inspiró a Gutiérrez Aragón para realizar este film, así como también a Francis Ford Coppola para su célebre Apocalipse Now. En el marco de una naturaleza inquietante y cautivadora, se nos muestra el enfrentamiento de quien acata las normas sociales y quien se empecina en ser todavía un héroe sin causa que defender. Juan tiene la misión de contactar con “El Andarín”, un rebelde que se niega a obedecer las órdenes superiores y que hace la guerra por su cuenta cuando ya todo está perdido. En el transcurso de su tarea, Juan llega a sentir tal fascinación por el guerrillero que acaba por asumir la identidad del rebelde. Al igual que la obra de Conrad, El corazón del bosque es una obra introspectiva, de sentimientos, de emociones y, en donde importa más la motivación que la acción, y en donde se muestra de forma desnuda la soledad, el horror ante la soledad con el testigo siempre omnipresente de la naturaleza.

El corazón del bosque es una obra cinematográfica insólita en el panorama del cine español. Obra madura y profunda de un autor inquieto, sensible y culto. La película nos llega más al corazón que a la razón; es un film de emociones: amor, odio, angustia, miedo, soledad, pasión... son los sentimientos que aceleran o desaceleran los latidos de este Corazón del bosque. La tranquilidad del bosque es continuamente alterada por la pasión de unos seres llenos de angustia vital, de miedo, de impotencia, seres destrozados por la vida. En esta película se sitúa al hombre en su medio social, así nos introduce en el bosque y nos muestra a unos “revolucionarios sin revolución”, hombres que se han echado al monte guiados por unos ideales, y que se hallan arrinconados, sin ninguna esperanza. Desde su escondite digieren su rabia contenida y su impotencia. Han quedado encallados en la historia.

La película tuvo un despegue desafortunado. El contexto cinematográfico no era el más adecuado. La temporada 79/80 es mala para el cine español. Ha terminado la masiva entrada de películas prohibidas, pero después las aguas han vuelto a su cauce y ha sobrevenido el predominio de las multinacionales. El fenómeno del denominado desencanto político invade el país. La dictadura ha terminado, la democracia comienza a asentarse, pero la grave crisis económica corta las alas de muchas iniciativas y hace que la desilusión se extienda por España. Decrece el número de películas anualmente producidas y la calidad media resulta muy baja. Los productores están desconcertados; nadie sabe lo que puede interesar al público. El corazón del bosque se rodó en 1978 y en 1979 se presentó al Festival de Berlín, pero sólo se consiguió estrenar en Madrid a finales de ese año y en un cinematógrafo muy pequeño. A pesar de todo, la crítica la alabó con entusiasmo casi militante. La película se mantuvo en el prestigioso cine Alphaville durante meses. Con ella, Gutiérrez Aragón se convirtió en la figura principal de la generación de cineastas españoles inmediatamente posterior a Saura.

domingo, 22 de febrero de 2009

Antonio Brevers en la "memoria de los nietos" de Gijón.

«Juanín y Bedoya fueron los últimos guerrilleros activos y a pie de monte».

Antonio Brevers, ayer, en el centro integrado Gijón-Sur, en Pumarín (marcos león).
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ANTONIO BREVERS Historiador, autor de «Juanín y Bedoya. Los últimos guerrilleros» J. L. ARGÜELLES.
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Antonio Brevers (Torrelavega, 1960) está considerado uno de los más concienzudos conocedores de la lucha guerrillera antifranquista. Autor del libro de referencia «Juanín y Bedoya. Los últimos guerrilleros», participó ayer en el congreso «La memoria de los nietos», que organiza en la ciudad la asociación «Todoslosnombres».
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-Maquis, huidos, los del monte, los emboscados, los fugaos... ¿Qué término es el más exacto?
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-La palabra maquis viene de la Resistencia francesa, donde había muchos guerrilleros españoles. Las expresiones son todas correctas, aunque desde la prensa franquista se les llamaba bandoleros.
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-¿El maquis fue la principal preocupación de Franco tras la guerra?
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-Sobre todo a medida que avanzaba el tiempo y España fue saliendo de su aislamiento internacional. Tener resistentes en el monte era el testimonio de dónde venía el régimen franquista.
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-Usted comparte la división cronológica de la guerrilla en cuatro etapas, desde 1936 a 1957.
¿Los guerrilleros llegaron a inquietar en algún momento al franquismo?
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-Quizás cuando la invasión del valle de Arán, donde se reunieron miles de guerrilleros. Fue una acción que podía tener repercusión internacional y ganar la adhesión de alguna de las potencias que habían ganado la II Guerra Mundial. Fue el momento más desestabilizador para el franquismo. En 1957 aún había guerrilleros en los Picos de Europa, y el hecho de que la prensa de otros países hablara del asunto causaba inquietud. Por eso se decidió acabar con ellos a cualquier precio.
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-Hay quien afirma que la operación del valle de Arán no tenía ningún sentido militar.
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-No soy experto en estrategia militar, pero lo que sí ocurrió es que los servicios de inteligencia del franquismo funcionaron y estaban preparados para repeler la invasión, en la que tuvo mucha participación el PCE. Fue el partido que tomó la bandera de la guerrilla y el que decidió en 1948, también, su disolución y pasar a la lucha política. Fue un problema, porque miles de guerrilleros se quedaron aislados, abandonados a su suerte.
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-¿Qué supuso la guerrilla asturiana?
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-Fue una de las más importantes, y también la cántabro-asturiana. Es algo explicable por la orografía.
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-¿La guerrilla generó, sin querer, mucha represión entre la población civil?
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-Quienes mayor represión sufrieron fueron quienes sustentaron a la guerrilla. Familiares y amigos de los guerrilleros eran, sin duda, el eslabón más débil. Fue un gran drama con el que, a veces, se trasladó la culpa hacia la guerrilla, cuando la culpa era del régimen represor.
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-¿El papel que tuvo la llamada contrapartida en esa represión está suficientemente estudiado?
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-Tuvo un efecto devastador. Generalmente eran especialistas de la Guardia Civil que, además, en muchas ocasiones, lograron infiltrarse en la propia guerrilla.
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-Usted ha dedicado especial atención a la historia de Juanín y Bedoya. ¿Fueron los últimos guerrilleros?
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-Se puede decir que sí, al menos a pie de monte y activos. Quedaba algún guerrillero en Cataluña, pero que entraba y salía de Francia, o los llamados «topos». Tanto es así que el Estado puso especial interés en su captura, con cientos de guardias desplazados a Cantabria sólo para cogerlos. Se llegó a ofrecer medio millón de pesetas por ellos.
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-¿El movimiento guerrillero está suficientemente estudiado?
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-Aún quedan muchas cosas por estudiar y hacer.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Despedida con sonidos de Cantabria y ultramar

Alerta /14 de diciembre de 2008.
«Cuando un amigo se va,
queda un tizón encendido...»,
dice la canción de Alberto
Cortez. Tal vez por eso uno se
resista a borrar de la agenda
del móvil cierta entrada con el
cariñoso apelativo de ‘Maelín’,
o sus certeros SMS, o la
infinidad de mensajes de esa
cuenta suya de correo a la
que el dispuesto hado supo
dar buen uso, uniéndonos...
Mensajes que desde el
primero conservo.


No ha sido preciso hacer el menor esfuerzo
para recordar la última vez
que estuvimos juntos. Fue dos o tres
días antes de mi viaje a Gijón, a la ‘Semana
Negra’, con motivo de la invitación de su
fundador, Paco Ignacio Taibo II, para presentar
mi trabajo... «Cuando vuelvas quiero
una crónica de-ta-lla-da» –me dijo Ismael remarcando
la última palabra, tan ilusionado
como siempre con cada nueva noticia relativa
al libro. Recuerdo que entonces le respondí
en broma con un: «¡A sus órdenes!», mientras
me cuadraba ante él exagerando cómicamente
el gesto, en un intento de levantar
su ánimo. Después, por continuar con el tono
de chirigota, saqué una foto que llevaba en
el bolsillo y se la enseñé. En ella aparecía un
bigotudo veraneante, con gafas y sombrero,
plácidamente sentado en una tumbona
de playa, muy concentrado en la lectura de
‘Juanín y Bedoya, los últimos guerrilleros’...
A continuación le propuse a Maelín que intentase
averiguar la identidad del personaje,
mediante el típico juego infantil de recurrir a
pistas, más de una falsa para alargar la broma,
y al ‘caliente o frío’... Nuestras carcajadas
se entremezclaban con cada una de sus respuestas,
en especial cuando salió a relucir el
nombre de Carod Rovira, con quien sin duda
el personaje misterioso tenía cierto parecido...
«¡Es Txema!», le dije al final, refiriéndome a
mi buen amigo Txema Prada, diseñador de
la portada del libro que sostenía en alguna
playa malagueña... Hacía poco tiempo que les
había presentado por teléfono, durante una de
mis anteriores visitas a Ismael, precisamente
debido a una torpeza de Txema sobre la tecla
de su móvil, pues en realidad intentaba
llamar a otro Antonio. Ya el teléfono, en su
aparente intención de echar una mano con
las presentaciones pendientes, por medio de
otra casualidad había hecho lo mismo con el
misterioso RPD*, a quien Ismael, como ocurrió
con Txema, pudo llegar a conocer al menos
a través del auricular. Invariablemente,
machacones contratiempos y la inevitable
distancia frustraron cuantos intentos de encuentro
llegamos a planificar.
Cómo imaginar que aquella divertida visita
a Ismael, la de la foto del enigmático bigotudo
con sombrero, iba a ser la última. Y
que, como tantas otras cosas, suspendida
también iba a quedar la cercana excursión
de todos los veranos a Pumareña (Liébana),
en compañía de nuestros amigos José Ángel
y Cecilio, con quienes en su día conocimos
Llandelestal y el emocionante encuentro entre
Samuel (padre de Cecilio) y Paco Bedoya,
tras la muerte de Juanín.
«Aunque sea en silla de ruedas, yo voy a
Pumareña –me insistía Maelín en la despedida–.
Y este fin de semana a mi pueblo, con los
chicos. Quiero que lo conozcan»... refiriéndose
a Abanillas, pueblo natal de Ismael y de su
madre Mercedes San Honorio, Leles.


Hacia Abanillas
Hace relativamente poco, llevado en parte
por cierta nostalgia, estuve repasando algunas
de las grabaciones de mis conversaciones
telefónicas con Leles... En la primera de ellas,
Leles me hablaba, desde Buenos Aires, de lo
desconocido del paradero de su hijo: «Unos
me dicen que ha podido volver a Argentina,
otros que sigue por España...». Pronto pude
darle noticias de Maelín a Leles, restableciéndose
al poco tiempo el contacto entre madre
e hijo, temporalmente roto por una de esas
nimiedades que acaban en enorme bola de
nieve... Escuchando en tanto frases del tipo:
«Mejor, de momento, no le diga a Ismael que
habla conmigo», a quien a su vez yo dejaba
caer otras como: «¿Sabes algo de tu madre?
¿Por qué no llamas a Leles?», para terminar
mis idas y venidas al descubierto, como era
previsible, en cuanto Ismael, con el paso del
tiempo, comenzó a enviarle a su madre fotos
de nuestras salidas familiares de fin de semana...
«Ah, ese Antonio debe de ser el que
me llamaba...» –le comentó cándidamente y
sin previo aviso Leles a su hijo... Pero valió la
pena verse metido en semejante embrollo.
Y hacia Abanillas partió Ismael acompañado
de sus hijos Magalí y Fernando, junto
con su yerno Carlitos al volante, el domingo
13 de julio del presente año. Día en que en
la pantalla del móvil apareció ese cariñoso
apelativo, que uno se resiste a suprimir de la
agenda, anunciando una llamada suya: «Al
final vine de excursión con mis hijos... en la
sillita –comenzó diciendo ‘Maelín’, del todo
dicharachero y feliz–. ¿A que no sabes desde
dónde te llamo?...». Por el modo de preguntarlo,
y la intensidad de sus palabras, más que
una pregunta fue una invitación a continuar
la frase: «Desde las Carrás» –le respondí sin
dudarlo–. «¡Desde las Carrás! –remarcó él
inmediatamente–. Bueno, los chicos han entrado,
yo estoy aquí en el camino, en la sillita
(risas)... ¿Sabías que han hecho una canción
sobre Juanín y mi padre?»–. Seguramente llevado
por la emoción sus palabras comenzaron
a atropellarse, cosa impropia en él.
Recuerdo que dos veces al menos le hice
repetir un nombre: Aura Kuby.


Hados del destino
¿Las cosas pasan porque tienen que pasar?...
Desde luego ni Ismael ni sus hijos tenían previsto
hacerlo ese domingo por San Vicente
de la Barquera, decisión casual tomada en el
último momento.
Aura Kuby y su grupo ponían brillante colofón
al Tercer Festival de Folk Cantabria Infinita,
cuando hasta los oídos de Carlitos llegó
el estribillo de una canción, cuya letra le
sonó familiar: «Yo creo que han dicho algo de
Juanín y Bedoya» le comentó al resto con su
marcado acento argentino. Todos asintieron
y juntos se pusieron camino del escenario de
donde provenía la música, que cada vez llegaba
hasta ellos con más fuerza.
Sin duda, esta vez el hado tuvo que trabajar
a destajo. Dieciocho grupos, tres días de
conciertos, tres escenarios (dos en la zona del
aparcamiento de la playa del Rosal - Merón y
un tercero en la Plaza Mayor)... Mucho hubo
de afinar sus dados para que Aura Kuby y su
grupo interpretasen esa canción en el escenario
de la Plaza Mayor, ese último día del festival
y en ese preciso momento...
«¿Y, qué tipo de música hacen?» -le pregunté
a Maelín- «No sabría decirte -respondió-, de
la de antes, pero como de ahora... Ya la oirás.
Me van a enviar la canción».
En días sucesivos nos llamamos durante mi
estancia en Gijón, sin saber que la semana negra
estaba aún por llegar... «¿No sabes? ¡Ya tengo
la canción!... Me la han enviado por e-mail.
Tienes que escucharla... ¡Está fenomenal!».
Y como estaba previsto, fue en la cocina de
su casa donde por primera vez la escuché, pero
ya sin Ismael. Allí también pude verlo, gracias a
una pequeña grabación hecha con un teléfono
móvil, en su silla, dirigiéndose hacia el escenario
mientras comprobaba que, en efecto, les
cantaban a Juanín y su padre. Con esa cara de
niño a la que me tenía acostumbrado en cada
descubrimiento. Camino del abrazo emocionado
que Aura y sus compañeros le tendieron
al escuchar de sus labios: «Hola. Soy Ismael...
El hijo de Paco Bedoya».


Sin saber cuál era tu canción
El domingo 27 de julio, fecha en principio elegida
para viajar a Pumareña, al pie de los preciosos
acantilados del Volao (Toñanes) entregamos
las cenizas de ‘Maelín’ al Cantábrico.
La noche anterior me había llegado un email
de ultramar, desde la Argentina, con un
mensaje de sus primos Ramiro y Luis Rodrigo
San Honorio, a quienes tan triste noticia dejó
«recordando palabras viejas» y escribiendo su
adiós: «Hoy te fuiste, primo mayor/ Sin encanto
y sin palabras/ Desilusión/ Sin saber cuál era tu
canción.../ Hoy te fuiste así... no más».
Su canción no era otra que ‘Vivan Bedoya y
Juanín’, un regalo inesperado del compositor
Fran Lausen Gabilondo, reconocido músico del
País Vasco de amplia trayectoria, a su amigo
Manuel Callejo, acordeonista de Aura.

*RPD, personaje cuya identidad no es desvelada,
a petición suya, en la obra «Juanín y Bedoya,
los últimos guerrilleros».

sábado, 29 de noviembre de 2008

'Los escondidos' un corto sobre maquis y lucha por la supervivencia en Liébana.

El cineasta Julián Díaz prepara el rodaje de un corto sobre el maquis titulado “Los escondidos”, trabajo que, en palabras de su propio autor, se centra en: “dos personajes al límite en la España del año 1942, pero que bien podría situarse en cualquier otro lugar del mundo y en cualquier otra guerra la lucha desesperada por la propia supervivencia. El guión original es de Miguel Ángel Fernández y supone otro gran reto no sólo por el vestuario la ambientación, y los personajes. Sobre todo es un reto porque queremos grabar en los bosques de Liébana y en los Picos de Europa, paisajes que sin lugar a dudas, darán una gran belleza a la fotografía. Estoy muy ilusionado con este proyecto. Iniciaré el rodaje de la película en 2009 y los actores ya están seleccionados”.

El Diario Montañés.

miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Juanín y Bedoya, fuera de la "acción represiva" del Estado Franquista?

Javier Pradera / El País / 22 de octubre de 2008.
El fiscal de la Audiencia Nacional elevó ayer a Sala de lo Penal un recurso contra el auto dictado -dentro de las diligencias previas 399/06- por el juez Garzón, que se declaró competente para conocer las denuncias sobre los crímenes de los sublevados durante la Guerra Civil y de la "acción represiva" del Estado franquista hasta 1951. El ámbito temporal cubre desde el 17 de julio de 1936 hasta diciembre de 1951, fecha que marcaría la liquidación del maquis (pese a que los últimos emboscados de Cantabria, Juanín y Bedoya, sobrevivieron hasta 1957). [...] (Ver resto del artículo)

"El emboscado", canción dedicada al maquis en Cantabria.

Los del monte.
Existe un antecedente de canción dedicada a la Guerrilla en Cantabria, se trata de “el emboscado”, compuesta por el carismático compositor cántabro Marcos Bárcena, incluida en el año 2001 en el disco “Lugas”, del disuelto grupo Atlántica (hasta entonces liderado por Kate Gass y el propio Bárcena). «Una canción dedicada a las personas que tras la última guerra civil se hicieron maquis y lucharon por la libertad. El último emboscado cántabro murió en el año 1957, dieciocho años después de acabar la guerra. La letra y música son de Marcos y nos cuentan la vida penosa luchando en solitario por las brañas y cordilleras de Cantabria».

No hay más que ver la letra para apreciar que, además de al maquis en general, rinde tributo al mítico guerrillero Juan Fernández Ayala, “Juanín”.


Huyendo de la injusticia
Y de la sed de venganza
Al terminar la guerra Empezaron sus andanzas.
Luchador infatigable

Buscó en los Picos de Europa
Refugio entre las montañas
Donde escapar de las tropas.

(Estribillo)
Obligado a echarse al monte

Escapó como las cabras
Para algunos fue bandido

Para otros héroe con causa.

Pasó así dieciocho años

Viviendo como un raposo

Donde la vida era dura

Caminando sin reposo.


Durante todo ese tiempo

Se ayudó del estraperlo

También de robos y atracos

Y nadie logró cogerlo.


Estribillo

Pero más que un delincuente
Luchó como un guerrillero

En un solitario frente

Para no ser prisionero.

Muchos de sus compañeros

Hartos de ser perseguidos

Huyeron de su país

Para no ser abatidos.

Estribillo

Sin embargo algunos otros

No tuvieron tanta suerte

Les sorprendió en el camino

Una prematura muerte.

Aun resuena por los aires

De los altos y las brañas

El llanto del emboscado

Que vivió entre las montañas.


La melodía irlandesa en la que el autor se inspiró para componer el fondo musical se llama "Mist in the Mountain" (Niebla lluviosa en la montaña).

La canción “el emboscado” fue empleada en el año 2006, junto a otras melodías del grupo Garma (formación resultante tras la desaparición de Atlántica), en la banda sonora del capítulo “los del monte”, de la serie documental de TVE “La memoria recobrada”. Con guión de Alfonso Domingo y Antonio Brevers.